Casa La Ciura

En la villa, como en las tradicionales casas árabes, se accede a las dependencias a través de un patio interior privado sombreado por una pérgola de pasiflora, equipado con asientos, accesorios de playa y una ducha exterior. La primera dependencia consta de una sala de estar con un sofá cama (2 plazas) y una cocina bien equipada, un baño con ducha y una habitación doble con vista a la playa a pocos pasos de distancia. La segunda entrada conduce a una pequeña habitación doble (con cama francesa), también con vista a la playa, y un baño con ducha. Las dos unidades de alojamiento independientes se pueden conectar internamente por un pasillo. En la planta superior, hay una gran terraza de 120 metros cuadrados con vista al mar y amueblada con cuidado, utilizando elementos naturales que se funden con el paisaje. La terraza alberga dos yurtas conectadas internamente: una triple (con cama doble), un baño con bañera y vestidor. La yurta es una vivienda mongola ecológicamente sostenible, compuesta por un marco de listones de alerce y abeto curvados al vapor, tejidos en una rejilla circular, con una cubierta hecha de alfombras de fieltro de oveja para aislar el ambiente de los agentes atmosféricos. La yurta es ligera, resistente a los vientos del desierto y muy acogedora. Fuera de las yurtas, hay una vivienda totalmente abierta con una ducha exterior, una cocina bien sombreada equipada con una despensa y una barbacoa de gas, un bar con nevera y un comedor con una mesa convivial. Además, subiendo 5 escalones se accede al amplio solárium con una cama con dosel y diferentes rincones de relajación, ofreciendo una vista de la torre Saracena, el puerto y la casa del inspector Montalbano, así como hermosos atardeceres de Punta Secca.